“-Centinela, ¿qué hay de la noche? ¿Qué hay de la crisis?
-¿Desde dónde preguntas?
¿Preguntas desde el hambre
o desde el consumismo?
¿El grito de los pobres sacude tus preguntas?”
Las preguntas de Dom Pedro Casaldáliga (Felicitación Navideña) nos interpelan hasta el hueso, como si las hubiera escrito ayer, como si las hubiera escrito para esta Argentina en crisis. ¿Desde dónde nos preguntamos por la crisis que vivimos? Y, también, desde dónde, con quiénes, para quiénes y contra quiénes, vamos construyendo las respuestas. Argentina no es la misma que era y lo será cada vez menos si no somos capaces de ir hasta el hueso, hasta el fondo en leer lo que nos pasa, preguntarnos por qué nos pasa, qué debemos ser capaces de cambiar imperiosamente para seguir siendo portadores de esperanza y hacedores de procesos revolucionarios. El enemigo se reviste de distintas caras, pero es siempre el mismo y, hasta anida en nuestros propios espacios y por qué no decirlo, en nosotrxs mismos. Nochebuena y Navidad son dos momentos especiales para vivir en familia, en comunidad, y para volver a nuestra raíz.
Ayer nos encontramos en el Volcadero, contra reloj, contra corriente, porque a veces parece que hasta la Navidad se nos es negada entre tanta miseria y tanta vida descartada, rota. Y cuánto aprendemos en estas apuestas: Aprendemos que si cada uno, cada una pone algo: su tiempo, su búsqueda de juguetes, su propia donación, su trabajo amasando u horneando lo más rico, lo mejor para los gurises, inventando un arbolito que se yergue altivo y festivo en medio de las necesidades siempre postergadas de los más necesitados, – que lleva estrellas hechas por manos de Cuidadoras de Federal, que lleva globos inflado por los propios niños, que lleva telas enhebradas con amor por las manos cuidadoras-, aprendemos que amasar tortas fritas para muchos se hace mejor en comunidad, que la olla se llena con leche y chocolate para disfrutar junto al Niño, que podemos hacer un pesebre con los trajes prestados con amor y que le dan la magia que es necesaria para evocar el Misterio, que somos capaces de creer contra toda esperanza.
Como decía Kike al terminar la jornada “Somos grandes cuando estamos juntos”.
Como decía Dom Pedro:
“Hay que nacer de nuevo,
desnudos como el Niño,
descalzos de codicia,
de miedo y de poder,
sobre la tierra roja.
Hay que nacer de nuevo,
abiertos al Misterio
ungidos de Esperanza”
¡Feliz Navidad, Cuidadores de la Casa Común!
