¿Te acordás que hacías vos a los trece años?
Yo sí. Estaba en la escuela secundaria, una escuela religiosa, vislumbrando si eso que llamaban la espiritualidad, entraba en mi futuro. Claro, yo me podía dedicar al futuro, porque del presente se ocupaban mis viejos.
Hoy, en este país, también se debate el futuro. En el congreso, ese lugar que el gobierno dice que está lleno de roedores, ahí parece que se acordaron de les pibes de 13 años y motivados por las ideas libertarias, los quieren declarar punibles.
O sea, piensan alambrar su futuro.
Se llama proyecto de ley penal juvenil y además de bajar a 13 años la edad de punibilidad, establece penas de hasta veinte años de prisión para las/los chicos y adolescentes, que serían encarcelados en «establecimientos especiales» o «secciones separadas» dentro de las cárceles comunes.
Todo empujado a contramano de lo que establece la Convención de los Derechos del Niño y la doctrina internacional.
Y como es de esperar, mintiendo al afirmar que crece el delito cometido por «menores», como gustan llamarlos para no soltar jamás la etiqueta.
Todos los datos oficiales evidencian que la participación de adolescentes en la actividad criminal es de bajísimo porcentaje.
No peligra la vida de los ciudadanos de bien en manos de les pibes, más bien todo lo contrario si vemos las cifras de gatillo fácil y los niveles de explotación de niños, niñas adolescentes y jóvenes.
13 años es la apuesta, 13 añitos diría para poner en imagen lo que pretenden hacer. Y si aún resultase insuficiente, podríamos evocar, en un ejercicio de memoria, a nuestros ídolos de siempre, que alguna vez, tuvieron 13 años.
13 años tenía el Diego cuando ensayaba sus glorias en los clubes de fútbol, mientras el mundo lo miraba con asombro y una incredulidad desbordante. 13 años de barro y tristeza a los que puso fin la poesía que dibujaban sus pies.
13 años tenía Carlitos Tevez, por si no te gusta el Diego, cuando queria abandonar la escuela y un amigo para ayudarlo a decidir, lo llevó nada menos que de viaje a Córdoba a ver a su idolo : la Mona Jiménez.
Mirtha, esa, la diva de los almuerzos, que no deja pasar la oportunidad para atragantar a sus invitades, esa comenzó su carrera de niña y a los 13 años, hizo su debut cinematográfico.
Es conocida la anécdota que fue en colectivo y volvió en limusina, lo que repite como seña indiscutible de su triunfo y ascenso.
Messi, el que nos reúne a todos, se trasladó a Barcelona a los 13 años, para que sus logros en el fútbol pudieran perpetuarse recibiendo un tratamiento que, en su país, la Argentina, no se lo bancaba nadie.
Habrá muchas y muchos MIrthas, Diegos, Lioneles y Carlitos que probarán sus talentos o simplemente experimentarán pequeñas derrotas, pero para eso, aún para desencantarse dignamente, se necesita de otros, clubes, instituciones, amigos, que sean capaces de mirar y descubrir en sus pequeñas vidas, posibilidades de hoy y desafíos del mañana.
Jugar, estudiar, crecer sanamente, imaginar el futuro es el derecho de les pibes, especialmente de les que tienen una vida tan frágil que da vergüenza desentenderse.
Cómo muchos creemos, sería mejor construir oportunidades que cárceles, ensanchar la política social en vez de extender el estado penal.
Por les pibes, que son de todos.
Por Claudia Sanguineti