A la vera del Río Paraná un proyecto de turismo comunitario comenzó a gestarse ya hace varios años, más precisamente entre el 2018 y 2019, donde el impulso de referentes locales como Cosita Romero, Martha Arriola y el equipo de Cuidadores de la Casa Común en Paraná, fueron la clave para avanzar en un proyecto que con los años iría sumando una escala cada vez mayor.
El grupo de Cuidadores ya venía trabajando en la zona desde 2016, enfocándose en diversas iniciativas sociales como la copa de leche, el ropero solidario y la limpieza de microbasurales de la zona, actividades que fueron forjando la consolidación de uno de los primeros grupos de cuidadores en todo el país.
Cuando surgieron las primeras ideas para desarrollar el turismo comunitario en los humedales, la propuesta entusiasmó a todos, ya que la mayoría de los cuidadores había crecido en la zona y conocía sus leyendas e historia, algo que resignificaba aún más la idea de un proyecto que pusiera en valor a la zona.
Inmediatamente el proyecto tomó impulso y se pusieron manos a la obra: reconocieron el territorio, abrieron senderos, cortaron el pasto y limpiaron los residuos acumulados, preparando el espacio para recibir visitantes. En este proceso, comprendieron la importancia de conservar el humedal, no solo por su belleza natural, sino también por su valor ecológico.
La consolidación del proyecto, hizo que el equipo comenzara a capacitarse en temas relacionados con la flora y fauna autóctonas, además de aprender a elaborar productos naturales con plantas del humedal, como repelentes, cremas cicatrizantes y aguas floridas, generando así un mayor concientización sobre el enorme valor de la naturaleza que los rodeaba.
Un Proyecto con Impacto Social y Educativo
Uno de los pilares del turismo comunitario ha sido la educación ambiental. Desde el inicio, se invitó a las escuelas a participar en los recorridos, y a conocer el territorio y las bellezas naturales. Una articulación que permitió no solo impulsar el proyecto en sí, sino también poner en valor la zona oeste del Paraná, haciendo que estudiantes y maestros tomaran dimensión de aquella zona de la ciudad que había sido invisibilizada por mucho tiempo.
Previo al 2020, el proyecto logró gran repercusión, con apariciones en medios de comunicación y una alta afluencia de visitantes. Sin embargo, la pandemia trajo a su vez grandes desafíos. La falta de actividad y control en la zona incrementó las quemas y la usurpación del terreno, afectando el estado del humedal. A pesar de esto, el equipo siguió comprometido con la puesta en valor de los humedales del oeste de Paraná, resaltando su función vital como reservorio de agua dulce y hogar del 70% de las especies locales.


Los recorridos, que tienen una duración aproximada de dos horas y media, inician en los miradores de Bajada Grande. Este punto también fue pensado como el lugar donde se puso en marcha la construcción de un Salón de Usos Múltiples (obra actualmente detenida por el recorte a la obra pública), un espacio fundamental para recibir a los visitantes, organizar actividades comunitarias y seguir poniendo en valor al sitio.
La importancia de una Reserva Natural Protegida
La conservación del humedal se ha convertido en una prioridad para quienes trabajan en este territorio. Las constantes quemas indiscriminadas, la tala, la caza furtiva y la usurpación de terrenos han reducido progresivamente su extensión, poniendo en riesgo su biodiversidad y su función ecológica. Frente a esta realidad, el equipo de Cuidadores de la Casa Común impulsa la visibilización de estas problemáticas con el objetivo de que el área sea declarada una Reserva Natural Protegida. Un modelo a seguir es la Reserva Ecológica Islote Curupí en Paraná, que ha demostrado cómo la protección de estos ecosistemas permite no solo su recuperación ambiental, sino también su puesta en valor como espacios educativos y de turismo sostenible.



El Recorrido por el Humedal
El itinerario del recorrido permite a los visitantes conocer diferentes aspectos del humedal y su cultura:
- Bajada Grande: Punto de partida del recorrido y futuro centro de interpretación.
- Barrio Costero de Bajada: Un tramo donde se conoce la vida de la comunidad local.
- Trillería de Sandro: Un espacio donde se explica el proceso de fabricación de ladrillos con materiales del humedal, como arcilla, espinillo y bosta de caballo.
- Senderos ‘La Bandurria’ y ‘Las Garzas’: Caminos que atraviesan la selva en galería, lagunas y bosques autóctonos, permitiendo la observación de flora y fauna.
- Leyendas y cultura local: Se narran historias sobre el árbol curupí, utilizado por los vecinos para la caza, y el duende Curupí, personaje del folklore popular.
- Impacto ambiental: Se muestra el contraste entre la riqueza natural del humedal y la problemática de la contaminación, evidenciada por un basural a cielo abierto en plena laguna.



El recorrido finaliza con una caminata de regreso por la costa, permitiendo reflexionar sobre la importancia de conservar este ecosistema y promoviendo un mayor compromiso ambiental entre los visitantes.
El turismo comunitario en los humedales del oeste de Paraná es más que un paseo: es una experiencia de aprendizaje, una forma de fortalecer la identidad local y una oportunidad para proteger uno de los espacios más valiosos de la región.
Para más información, contactate con los Cuidadores de Paraná en: