El proyecto nació de una intuición que, con el tiempo y el esfuerzo colectivo, se fue transformando en una realidad. Durante la pandemia, el contexto permitió detenerse, reflexionar y proyectar de otra manera. Así comenzó a tomar forma la idea de ofrecer un servicio de hospedaje comunitario, que además permitiera acceder al descanso a quienes normalmente no pueden hacerlo.


La casa que hoy aloja al hostel es una de las antiguas viviendas del histórico Barrio Inglés de Santa Elena. Estaba abandonada y saqueada, pero gracias al trabajo de refacción realizado por el grupo —incluyendo capacitaciones en albañilería, electricidad y textil— fue puesta nuevamente en valor. Cada detalle fue pensado y realizado por los mismos compañeros: desde la restauración de muebles hasta la confección de sábanas, cortinas y toallas.
La organización interna fue clave, así como el acompañamiento de programas de formación como la Diplomatura en Turismo, Economías y Desarrollos Sustentables de la Universidad Nacional de Quilmes, que continúa siendo un pilar para la capacitación constante.
¿Qué ofrece el hostel?
El hostel propone una experiencia de hospedaje comunitario, construida en diálogo con quienes lo visitan. En un contexto donde los servicios turísticos suelen ser costosos y poco accesibles, el hostel se presenta como una alternativa solidaria y económica.
Cuenta con:
- Dos habitaciones (una para 7-8 personas y otra para 5).
- Una cocina amplia totalmente equipada.
- Un espacio común de uso compartido.
- Servicio de préstamo de sillas de playa (el río Paraná está a apenas 100 metros).
- Servicio de bicicletas para recorrer Santa Elena y sus alrededores.
- Seguridad y tranquilidad: el entorno permite disfrutar del paisaje sin preocupaciones.
Además, en temporadas anteriores, se han ofrecido circuitos turísticos guiados que recorren la historia del frigorífico de la ciudad y conectan con la naturaleza de forma pedagógica y recreativa.



Una apuesta por el acceso al descanso
El hostel está especialmente orientado a grupos escolares, organizaciones sociales, iglesias, y a toda persona o grupo que quiera disfrutar de un espacio de descanso en armonía con la naturaleza, con precios adaptados a cada realidad.
Durante la última temporada —la primera en que pudieron ofrecer todos los servicios completos—, la casa estuvo ocupada la mayor parte del tiempo, especialmente en fechas como los carnavales de Santa Elena, una de las tradiciones más importantes de la ciudad. La difusión se ha dado principalmente boca a boca, una señal clara de que quienes visitan el hostel se van con ganas de volver.
Hoy, gracias a los ingresos generados (que se distribuyen entre las trabajadoras y se reinvierten en mejoras), el equipo ya está proyectando ampliar la capacidad con nuevas habitaciones y baños, para seguir creciendo sin perder la esencia comunitaria del proyecto.
Una invitación abierta
El Hostel de Cuidadores de la Casa Común es mucho más que un hospedaje: es el resultado de la organización, la solidaridad y la convicción de que el trabajo puede y debe estar en armonía con el cuidado del ambiente y de los otros.

Contacto: 3437411897