Si hablamos de redes, es posible que casi inmediatamente, pensemos en tecnología, medios de comunicación y de información. Y es que todo está conectado, en la naturaleza y en el estilo de vida que el hombre se ha ido construyendo. Y justo ahí es donde se abre una brecha entre la cultura que se nos ha transmitido y las costumbres que se nos quieren imponer desde la globalización y las ideologías neoliberales. ¿Cómo hacer frente a tanto cambio? ¿A tanto esfuerzo por dejar afuera a muchos para beneficios de unos pocos? Francisco lo dice en Laudato Si: “con redes comunitarias”.
Desde la antigüedad, los pueblos originarios trabajaban en círculo, con el fogón en el medio, como símbolo de hermandad. La ronda nos pone cara a cara y es al mirarnos, “al registrarnos” que vamos saliendo de la individualidad para pensarnos y sentirnos, para construir un lugar que nos pertenece a todos.
En el Taller de Mimbrería, también se trabaja de esa manera, pero con el fuego de lo que nos convoca en el centro, la Carta de Francisco y este Proyecto “Cuidadores de la Casa Común”. Y entre vuelta y vuelta de las varillas de mimbre, resulta que también se tejen redes. Los hilos se añudan como se añudan las historias que cada uno trae consigo, se entrecruzan como se entrecruzan los saberes y las experiencias y se abren… Las redes siempre se abren en el dinamismo de “salir al encuentro del otro” y en el abrazo que alberga a cada compañero.
Tejer con mimbre es volver a las tradiciones, es preservar las raíces de lo que somos. Es volver hacia nuestra cultura, es volver por un camino “de conversión comunitaria”. Es resistir desde la solidaridad, desde la cooperación, desde el diálogo, desde la libertad y sobre todo, desde la esperanza.
Patricia Novora, Educadora del Taller de Mimbrería en San Pedro